Al contratar empresa de reformas para un trabajo en el hogar las alternativas suelen ser muchas. Solo hay que ver la cantidad de anuncios que se pueden encontrar en Internet y en los tablones de cualquier espacio público. Pero, ¿por qué hay tantas empresas de reformas? ¿Son todas iguales?

La respuesta a la primera pregunta hay que buscarla en la crisis económica. Cuando esta estalló muchas personas que habían trabajado toda la vida en la construcción se encontraron sin su empleo de la noche a la mañana. Había estallado la burbuja inmobiliaria y muchas obras quedaron a medio hacer sin que nadie se responsabilizara de ellas, puesto que no había compradores.

Estas personas que acabaron en la calle tuvieron que comenzar a buscarse la vida por su cuenta y cuando una puerta se cierra, a menudo otra se abre. La construcción estaba en crisis y la gente se negaba a comprar casa nueva. Pero, a cambio, sí estaban dispuestos a reformar su casa vieja para que durara muchos más años en buen estado.

Por eso, comenzaron a aparecer empresas de reformas hasta debajo de las piedras y el problema es que no todas ellas fueron legales, lo que da respuesta a la segunda pregunta. Y es que ni de lejos se puede decir que todas las empresas sean iguales.

Si quieres saber si una empresa es legal puedes exigirle que te muestre los pagos a la Seguridad Social, pero la manera más fácil de comprobarlo es exigiéndoles una factura. Si se niegan a dártela o intentan camelarte con las ventajas de hacer el trabajo en negro, seguramente sean una empresa pirata.

Muchas personas desconocen el peligro de hacer una obra sin un contrato y sin una factura. Para empezar, el primer problema puede surgir durante la misma obra. ¿Qué pasa si un vecino denuncia porque le está molestando el ruido de la obra? Si todo se ha hecho legalmente, no habrá problemas pero si la empresa no está dada de alta como es debido y no cuenta con permisos, las multas pueden ser muy altas y no solo para ellos, también para quién los ha contratado pues es obligatorio saber a quién se contrata.

Por otro lado, el problema puede venir de cualquier accidente que pueda surgir durante la obra o tras la misma y que cause daños o desperfectos. Si no hay contrato ni factura, no hay responsabilidad por parte de la empresa privada, pero sí por parte del propietario de la vivienda desde la que se han causado los desperfectos.