La ventresca de bonito es uno de los manjares favoritos de los amantes de este pescado. Su nombre nos da una pista de qué parte del pescado es, ya que ventresca deriva del vientre. Es, por tanto, la zona inferior de la pieza, opuesta al solomillo y al lomo y anterior a la cola. Se puede preparar de muchas formas, una de las más habituales es a la plancha. Estos son los trucos para que quede perfecta.
- Una buena limpieza. Es fundamental retirar bien la telilla de color verdoso o amarillo que suele recubrir esta parte del bonito ya que de no hacerlo el sabor puede resultar amargo. También es recomendable emplear el tiempo necesario en retirar el máximo de espinas, ya que es muy incómodo comer una ventresca que no ha sido previamente tratada.
- No cocinar la ventresca en exceso. Uno de los defectos más habituales al hacer ventresca es dejar que se pase demasiado, lo cual hace que el sabor no sea el mejor. Los mejores cocineros recomiendan usar poco aceite, de la mejor calidad y siempre virgen y comenzar poniendo la parte de la piel en contacto con la sartén. Una vez que esta parte está sellada, se hace lo mismo con el otro lado, siempre a fuego lento.
La ventresca debe de quedar roja en el interior para que su sabor sea perfecto, pero hay gente que prefiere que se cocine por completo por dentro. En estos casos, siempre se hará a fuego muy bajo para evitar que se quede reseca por fuera.
- Acompañar con una menestra de verdura. La ventresca puede acompañarse con patata cocida, pero será mucho más gratificante si se prepara una deliciosa menestra de verduras cocidas. Es un pescado que combina muy bien con esta sencilla preparación y que la agradece en gran medida. El plato será mucho más equilibrado que con la patata sola y los sabores se mezclan de una forma muy agradable.
Un truco para darle el mejor sabor a la menestra consiste en que una vez cocida y muy bien escurrida, se le dé una vuelta en la sartén en la que se cocinó la ventresca para que se empape de su sabor.
- Tanto la ventresca como la verdura aceptan muy bien un toque de limón, pero no se debe de poner en la cocina, sino que se debe acompañar el plato con un trozo de limón para que sea cada comensal el que aliñe a su gusto.