¿Es una mesa aluminio terraza hosteleria la mejor opción para tu negocio? Te contamos los pros y los contras de este mobiliario y tú decides si son lo mejor para ti.
Los puntos a favor del mobiliario de aluminio en terrazas son principalmente cuatro:
- Son muy ligeras. El poco peso es fundamental cuando la terraza se recoge a diario, ya que de esta manera será sencillo realizar el trabajo y llevará muy poco tiempo. Además, tanto las mesas como las sillas podrán ser movidas por una sola persona si son de un tamaño estándar. Esto evita tener que contar con más de un trabajador para recoger a última hora o para poner la terraza por la mañana.
- Pueden apilarse. Una ventaja porque permite recoger la terraza cuando sea necesario sin que los muebles ocupen mucho. Es frecuente que muchas terrazas dejen sus sillas y mesas apiladas en el interior del local para evitar sustracciones. De esta manera, no ocupan un espacio muy grande y es más fácil poder incluso abrir el local y comenzar a atender a los clientes antes de montar la terraza.
- Su estética es mejor que el plástico. El color, la forma y el brillo hacen que estas sillas se vean mucho más atractivas. Esto hace que le den un punto de categoría a la terraza del bar. Además, no se deforman, algo que puede suceder en el plástico cuando se somete a un uso muy intenso en condiciones adversas.
- Se mantienen bonitas más tiempo. No se amarillean ni se ponen negras, por lo que aguantan bonitas bastante más tiempo que las sillas de plástico. Si el aluminio es de calidad y no tiene capa de brillo, no se desconchará, algo que sucede con el barniz de la madera, por ejemplo.
Ahora conoces las ventajas del aluminio. Te contamos cuál es su principal punto débil para que puedas tomar una buena decisión.
- La temperatura. Sí, la temperatura es el peor punto del aluminio. Cuando hace calor, puede llegar a calentarse tanto que resulte molesto para las personas que se van a sentar. Pero cuando hace frío pasa exactamente lo mismo y puede llegar a tener un tacto absolutamente helado y desagradable. Puede compensarse con un cojín que aísle del contacto directo con el metal, pero ya será una pieza que habrá que lavar con frecuencia y recoger si llueve.