La artesanía, exclusividad o rareza de determinados relojes les otorga un valor cuantioso en el mercado. El potencial de inversión de estas creaciones es incuestionable, pues como el oro o la joyería, es capaz de mantener o acrecentar su precio con el tiempo. Pero no todas las marcas envejecen igual. Por respetables que sean, ninguno de los cronógrafos de Casio, Swatch o Seiko puede competir con un reloj patek philippe en términos pecuniarios.
La firma creada por Antoine Norbert de Patek y Francois Czapek ha destacado desde sus inicios por conciliar la estética tradicional con las prestaciones de vanguardia. De salida y de segunda mano, sus relojes alcanzan precios extraordinarios. Por esta razón, las colecciones Nautilus o Heures Universelles o modelos únicos como el Calatrava Ref. 96 o el Sky Moon Tourbillon actúan como inversión refugio.
Con razón, el cronógrafo más caro jamás vendido en una subasta lleva la rúbrica de Patek Philippe. Hablamos del Grandmaster Chime, que superó a cifra de los treinta millones de dólares en Sotheby’s.
Juntamente con Patek Philippe, Audemars Piguet comparte la cúspide de la alta relojería. Las colecciones Royal Oak y Code 11.59 de la casa suiza pueden ser utilizados como instrumentos de inversión, además de indicar la hora en carcasas de lujo. Personalidades como Kim Kardashian o Arnold Schwarzenegger llevan un Piguet en la muñeca.
Los relojes de Rolex y Omega, por su parte, posee un potencial de inversión notable gracias a la presencia de materiales nobles y piedras preciosas en sus diseños: diamantes, oro, platino, paladio, etcétera. Sobresalen en particular los modelos Cosmograph Daytona, Rolex 1908, Speedmaster y Seamaster.
Con dos siglos y medio de historia y un prestigio incalculable en su sector, Vacheron Constantin no se queda atrás para quienes desean invertir en lujo. Algunos de sus cronógrafos más destacados, como el Patrimony Calendario, compiten en valor con los bienes inmuebles, nada menos.