Las rías gallegas tienen un creciente peso turístico por su patrimonio cultural, una gastronomía diversa y sus mil quinientos kilómetros de costa jalonada por setecientas playas. En particular, cada vez más viajeros optan por visitar sur de las Rías Baixas. De todos sus municipios, el de Boiro cautiva especialmente a sus visitantes.

Esta localidad marinera bordea en su parte meridional el mar de Arousa y posee numerosos destinos de sol y playa. Sus costas son tranquilas, están bien equipadas y mejor guarecidas del viento y el oleaje. Estas características explican la afluencia de visitantes a Barraña, un arenal urbano que se extiende desde la vecina playa de Rebordelo hasta el estuario del río de Boiro (Coroño).

Por su parte, la playa de A Retorta se distingue por sus arenas doradas, un ambiente familiar y la panorámica de la ría de Arousa, que cada año se convierte en protagonista de selfies y fotografías.

Situada en la sierra coruñesa del Barbanza, Boiro también es famosa por su patrimonio arqueológico. A solo dos kilómetros se ubica el Centro Arqueológico do Barbanza, perteneciente a la red museística de Galicia. A su paso por Boiro, los viajeros no deben abandonar el municipio sin explorar los petroglifos y castros como los de Neixón.

Estos yacimientos arqueológicos son una muestra interesante de la Edad del Hierro y del Bronce y del pasado remoto de los primeros pobladores de la región. Estas ruinas castreñas, de planta circular y fines probablemente defensivos, pueden visitarse con guías locales.

La naturaleza de Boiro sobresale asimismo por sus fervenzas o cascadas, a destacar la de Cadarnoxo, en la aldea de Cadarnoxo, y las de Enseño y Pozo Blanco, en los alrededores del municipio. Estas cascadas se ubica en entornos de gran belleza donde el senderismo y otras actividades al aire libre se disfrutan con intensidad.