Mi mujer dice, en plan de broma, que solo he tenido un hijo como excusa para volver a ver dibujos animados. Tampoco es para tanto, pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… Siempre me ha gustado ver dibujos, y sigo siendo fanático de algunas series, sobre todo para adultos. Pero ahora toca volver a ver dibujos para niños, así que he recuperado una de las que más me gustó cuando era pequeño: Érase una vez el cuerpo humano.
Tal fue el impacto de aquella serie, que cuando hoy pienso en una plaqueta, por ejemplo, veo el dibujo de la serie, me las imagino redondas y con varios brazos… Y es que aprendí un montón con aquellos dibujos: lo que se suele decir, ¿no? nos divertíamos mientras aprendíamos.
Las enfermedades como la leucemia o el tumor pancreas dejaron de ser cosas misteriosas y empezaron a entenderse como parte del ciclo de la vida. Por supuesto, los glóbulos blancos siempre terminaban ganando la batalla a las enfermedades (no era cuestión de deprimir a los peques), pero las explicaciones eran muy amenas y te servían para entender la enfermedad como algo normal de la vida.
Aunque mi hijo todavía es muy pequeño, se sienta conmigo a ver partes de los capítulos de la serie. Supongo que, en realidad, soy yo el que quiere revisar aquellos capítulos y, como dice mi mujer, le uso de excusa. Esta ‘revisión’ me ha servido también para ver cómo han cambiado los tiempos en algunos aspectos. No solo se han descubierto nuevos tratamientos contra algunas enfermedades, como el tumor pancreas, sino que otras cuestiones tal vez no han envejecido del todo bien.
Si nos fijamos, casi todos los ‘jefes’ del cuerpo de humano son hombres, algo que ahora sería inconcebible: habría una paridad del 50%, como mínimo. También el tratamiento de algún capítulo, como el del nacimiento, es un poco chocante para nuestros tiempos. Y es que el tiempo pasa, también para los dibujos animados. A pesar de todo, está siendo un agradable ejercicio de nostalgia volver a ver esta serie que tantos ratos buenos me hizo pasar años atrás y que, espero, también disfrute mi hijo, aunque él parezca más interesado en el YouTube que en las plaquetas…