Más del 5% de la población española mayor de quince años manifiesta un cuadro depresivo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque existan otros factores causantes, la demanda de tratamientos de depresión Pontevedra, Madrid, Barcelona y otros grandes núcleos poblaciones se ha incrementado desde el inicio de la crisis sanitaria.

 

Uno de los principales tipos de depresión es el trastorno afectivo estacional, así denominado por presentarse con motivo del paso de una estación a otra y de las alteraciones lumínicas. Su sintomatología incluye la sensación de fatiga, la somnolencia, la inapetencia y la irritabilidad.

 

Más imprevisible es la depresión derivada de un trastorno ciclotímico. Este se presenta en formas de alteraciones frecuentes en el estado de ánimo. Los afectados de ciclotimia muestran una inestabilidad superior a la media, pasando por estados de alegría y tristeza en cortos periodos de tiempo, sin una razón determinada.

 

Por su parte, el trastorno bipolar es conocido también como depresión maníaca por la abundancia de accesos depresivos en combinación con altibajos emocionales, insomnio y episodios de ira. Igualmente, se acompaña de manías o hipomanías que conducen a estados de euforia temporal. No debe confundirse con el trastorno mixto ansioso-depresivo, en que se combina la ansiedad extrema con una depresión moderada.

 

El trastorno depresivo mayor o depresión clínica es la depresión por excelencia. La tristeza, la melancolía, la inapetencia y los pensamientos circulares y obsesivos son manifestaciones típicas en las personas afectadas por esta alteración mental, considerada la principal causa de discapacidad en el mundo.

 

De menor prevalencia es la distimia, una forma de depresión identificable por su duración crónica y la brusquedad de los cambios de humor, acompañados de una grave falta de autoestima. Se estima que las mujeres son dos veces más tendentes a desarrollar este trastorno.

 

Similar panorama es el que caracteriza a la depresión atípica. Entre sus síntomas destacan la reactividad del estado de ánimo, la hipersomnia, la sensación de pesadez en los brazos y piernas, y una extrema sensibilidad al rechazo en el entorno social y profesional.