De todos los mitos que rodean a la calvicie, el que vincula este problema médico con la higiene capilar es uno de los más extendidos. Cualquier dermatologo especialista en alopecia Vigo refutaría esta creencia con relativa facilidad, pues la caída ocasional del cabello durante su lavado y secado se explica llanamente por los movimientos y fricciones que conlleva esta actividad y que propicia el desprendimiento de los capilares más débiles. Por consiguiente, que unos pocos cabellos queden en la toalla o en el sumidero tras una ducha es completamente natural.

 

Contrariamente a este mito, la ausencia de higiene capilar favorece la acumulación de grasa, suciedad, partículas contaminantes y células muertas entre los folículos pilosos, en perjuicio de la salud del pelo y del cuero cabelludo. Tendencias sociales como el ‘No poo’ o el exceso de espíritu naturista son responsables parciales de las creencias que asocian la limpieza con su caída del cabello o su deterioro con el paso del tiempo.

 

Si la falta de lavados es perjudicial para el cabello, ¿excederse en su cuidado puede tener el mismo efecto? Comúnmente se ha repetido que el pelo dispone de una barrera protectora que, de forma natural, «nos protege» de la sequedad y otras amenazas para la estética y salud capilar. Afirmaciones como esta deben ser puestas en cuarentena, para evitar que nos ‘tomen el pelo’.

 

Y es que, aunque las glándulas sebáceas cumplan una función destacable, impedir la acumulación de sebo es siempre beneficioso, pues la posibilidad de dañar el cabello por extremar su higiene diaria. En cualquier caso, es preferible pecar por exceso que por defecto, citando un conocido refrán.

 

No obstante, determinados tintes, champús y mascarillas que abundan en el mercado, pueden contener químicos nocivos para la salud capilar. Se recomienda, pues, prestar más atención a la cesta de la compra y menos a las habladurías y mitos relacionados con el cuidado del cabello.